EL CASTILLO DE SALVATIERRA
El Castillo de Salvatierra fue uno de los tres castillos villenenses que se citan en las fuentes escritas. Los otros dos eran el de la Atalaya y el del Castellar, aunque este último ha resultado ser una fortificación de época fenicia, y por lo tanto, se puede fechar entre el siglo VIII y el VI a. C. Pero su origen es mucho más antiguo, ya que fue ocupado por primera vez en la Edad del Hierro, y por lo tanto, en época ibérica. (publicado en El Peródico de Villena 2014) por José Fernando Domene Verdú)
Recreación Virtual del Castillo de la Atalaya y, al fondo, el de Salvatierra (Foto Museo Arqueológico)
Tras la despoblación de la Edad del Hierro, en el siglo III a.C. aparecieron dos nuevos poblados, el de Salvatierra, en la cima de la Sierra de la Villa, y el de la Plaza de Santa María, en pleno casco urbano de Villena. El castillo de Salvatierra fue ocupado durante el Hierro Antiguo y Medio (s. VIII-IV a.C.), según indican algunos materiales puntuales, si bien su época de mayor apogeo fue el período ibérico final o ibero-romano, y la época republicana y alto-imperial (Tendero, 2007). Fue destruido por los romanos en el siglo I a.C., y finalmente se abandonó entre el siglo II y III d.C., trasladándose sus habitantes a las villae romanas más próximas. Entre los siglos IV y V d.C. también se abandonan éstas y la comarca se despuebla coincidiendo con el auge del yacimiento eldense del Monastil, que ha sido identificado con Ello, la que fue sede episcopal en el siglo VII. No se vuelve a ocupar hasta la época califal (finales del s. X y principios del XI), estableciéndose en él una población estable hasta que se abandona definitivamente a lo largo del siglo XIV, tras la conquista cristiana (Tendero, 2007).
La aparición de estos asentamientos del siglo III a.C. coincidió con el comienzo de la 1ª Guerra Púnica, entre cartagineses y romanos. Precisamente, el cartaginés Hamilcar Barca murió en una batalla contra los íberos en el Vinalopó, cerca de Villena, en el año 229 a. C. La conquista cartaginesa de la Península Ibérica motivó, a su vez, el desembarco de Cneo Scipio en Ampuriae en el 218 a.C. y la conquista romana de la Península Ibérica, que se convirtió en provincia en el 206 a.C. Como Saguntum se conquistó en el 212 y Carthago Nova en el 209, la comarca de Villena se tuvo que conquistar entre esas dos fechas. En la división del año 197 quedó incluida en la Citerior y, en la nueva división de Augusto, pertenecía al populus de la Contestania, dentro del conventus carthaginensis, de la provincia tarraconensis y de la diocesis de Hispania. La romanización trajo consigo la sustitución de la lengua ibérica por el latín, la aparición de la sociedad esclavista y el reparto de tierra a los ciudadanos romanos que la colonizaron mediante las centuriaciones.
El oppidum íbero de Salvatierra fue destruido en el siglo I a.C. por una posible sublevación indígena y tras el sometimiento de sus habitantes:
“Salvatierra, en la Sierra de la Villa, es uno de los poblados ibéricos sojuzgados y quizá destruidos por las legiones romanas, mientras que las villas del llano son propiedades rurales de los romanos afincados en nuestro territorio después de la conquista, quienes conservarían como siervos a gran parte de los indígenas sometidos que continuarían fabricando sus tradicionales cerámicas pintadas, de tan acusada personalidad. Nos afirma en esta suposición la existencia en Salvatierra de los glandes de plomo que utilizaban los romanos como proyectiles, los cuales no han aparecido hasta ahora en los yacimientos de llanura. Parece éste un claro indicio del carácter militar que atribuimos a la presencia romana en dicha sierra” (Soler, 1989, 93).
El “nuevo” Salvatierra
Entre el siglo IX y el XI, en pleno califato omeya o en los primeros reinos de taifas, se construyó el castillo de Salvatierra sobre los restos del antiguo oppidum íbero del siglo III a. C. como un elemento del sistema defensivo que comunicaba visualmente todos los castillos del valle del Vinalopó entre sí y con el Hisn Laqant o castillo de Alicante. Además, dominaba visualmente la calzada árabe que iba de Alicante a Valencia y pasaba por lo que ahora es el camino de Játiva, a varios kilómetros de Villena, por lo que no se cita en los itinerarios de Al-Udrī y Al-Idrīsī, mientras que sí que citan Biyār (Biar).
Mª Jesús Rubiera (1985, 49-53) postuló una frontera fortificada en el valle del Vinalopó en relación con la calzada. Según Sonia Gutiérrez (1996, 292), en cambio, “la propia ubicación de las ciudades del Pacto en esta línea es más que dudosa y, en cualquier caso, la mayoría de los enclaves supuestamente habitados no tienen ninguna evidencia de tal ocupación”.
Villena estaba muy cerca del itinerario de Murcia a Valencia, que pasaba por el actual “camino de Játiva”, cercano a la ciudad: “De la ciudad de Murcia a la ciudad de Orihuela, una etapa (25 km.); a la alquería de Aspe, una etapa (40 km.); a Biar, una etapa (44 km.); a la ciudad de Játiva, una etapa (57 km.); a Alcira, una etapa (22 km.); a Valencia, una etapa (37 km.)” (Soler, 1981-1989, 37).
El castillo de Salvatierra se nombra en las capitulaciones matrimoniales firmadas entre don Juan Manuel y Jaime II de Aragón para la boda de aquél con la infanta doña Isabel de Mallorca en 1299, para los esponsales con la infanta doña Constanza en 1306 y para la boda con ella misma en 1312 (Soler, 1969, 137-138).
En La Relación de Villena de 1575 se nombran y describen los tres castillos que había entonces en Villena, el de la Atalaya, el de Salvatierra y el del Castellar, diciendo de este último que “en dicho termino de Villena, en la syerra nombrada arriba del Castellar, ay otro castillo de piedra seca muy antiguo ençima de la dicha syerra, por el qual se llama la syerra del Castellar” (Soler, 1969, 34-35).
El 4-12-1706, el gobernador militar de la plaza, Domingo de la Robinière, requiere al Concejo que se fortifique la Ermita del Santo Sepulcro (las Cruces). El 4-12-1706, pide alojamiento para los soldados. El 7-1-1707, pide “que se haga un fuerte en la sierra de San Cristóbal y en el Castillo de Salvatierra” (Arnedo, 2007, 49-76).
Publicado en... EL PERIÓDICO DE VILLENA
Publicado en... EL PERIÓDICO DE VILLENA
No hay comentarios:
Publicar un comentario