El orejón de Villena un libro para leer estas navidades en familia, un regalo perfecto para que los más jóvenes se aficionen a la lectura conociendo la historia de su pueblo.
DE VENTA EN ÍTACA PRECIO 8 €
RECOMPENSAS en la presentación por su autor... Pedro Villar
El orejón representa con su sonrisa pícara el sentido del humor, la sana alegría de la diversión, y como tenemos muchos niños esta tarde y cabe el peligro de aburrirlos mortalmente de tristeza o de melancolía, os voy a contar una particular historia lírica-satírica-poética en tres actos. Se titula “Dónde estaba el orejón” y la he escrito en homenaje a Aquilino Juan Ocaña que escribió el libreto de la zarzuela humorística lírica La torre del orejón y que se representó en 1888, unos meses antes de que se derribara. Es un homenaje también a todos los periódicos y revistas de contenido humorístico que se editaron en Villena, y a las personas que se han acercado a nuestro querido personaje desde el humor y el cariño. La sonrisa siempre es un bálsamo contra la tristeza y el Orejón tuvo ese sentido, de evasión, de juego y de ayudar a mitigar los pequeños y grandes naufragios cotidianos. Antes de comenzar nos ponemos nuestras caretas del Orejón.
Donde estaba el Orejón. Acto primero, introducción, los antecedentes. El Orejón desapareció de la Torre del Reloj en 1888, año que lleva el mismo nombre que el turrón de la tele, ya sabéis el mas caro del mundo. Es una cabezota de unos 50 centímetros, no sabemos si de altura o de perímetro craneal, Vicente Prats sobre esto no se pronunció. Es un autómata, no siente ni padece ni sale de festero, ni en cofradía alguna, pero salía como un rayo al dar el reloj las horas. No anda pero con sus orejas podría planear por encima de la Plaza Mayor y Santa María, grabar España a vista de pájaro y aterrizar en la Puerta Almansa con la habilidad de los pilotos de Rayanair. Está tallado en madera policromada, responde también al nombre de Orejicas, aunque nunca dirá nada porque no habla, el desconsolado carpintero que lo creó ruega que informen a las autoridades de cualquier pista en forma de viruta o astilla que puedan encontrar, por aquello del ADN arbóreo. Es tal la similitud con el cuento del famoso muñeco de madera que podría haberse llamado el carpintero Gepetto y el Orejón, Pinocho. Pero no pudo ser, el carpintero tuvo que llamarse y se llamó (acento villenero) Francisco López y el Orejón, Orejón, menuda desgracia porque al crecerle la orejas y no la nariz con orejón se quedó. A que no os imagináis al carpintero de Villena susurrar a su criatura Orejón, orejón, orejón. Pinocho suena mejor. A que no imagináis al Orejón decir paco, paco, paco. Vamos a repetir como los coros de zarzuela: Donde estaba el orejón, /quien dio cuerda a su memoria,/ quien recordara su historia, /el reloj del corazón.
Acto segundo. Nudo. El delito: Al orejón se le acusa de frívolo y de burlón, de mostrarse tal cual era, de pueblerino, de hacer reír a los niños, de pícaro y de golfete.
Antes de tirar la torre, lo secuestra el concejal Pedro Ritas y lo regala al juez Gómez Tortosa que trabajaba en Villena, y desde entonces no se supo nunca nada. Desapareció cuando contaba con 176 años, bueno eso da lo mismo porque ya no cuenta ni para bien ni para mal. En la actualidad sigue en paradero desconocido, ahora tendría 301 por lo que su estado de conservación podría estar perjudicado, vamos madera fósil. Cualquier pista que lleve a su localización se gratificará. Y aquí viene lo importante.
ACTO tercero. DESENLACE. Recompensa la eternidad, quilo y cuarto de fama, media docena de rollicos de vino, una botella de Arcabucero, una salchicha del Rabalfest, un desfile por la Corredera con una comparsa a elegir, casarse en las fiestas del Medievo, un curso de bolillo por correspondencia, jefe de pista del autoacho, un pase de La Troya, otro de la Cábila por aquello de los celos, un mortero de ajo, una revista de la librería Pujalte, una plantación de alábega en los Cabezos, un churro del Tío Frasquito, una careta de los Franquis, la bicicleta del señor alcalde, un foto reportaje en Villena Cuéntame, un crucero por la rambla del conejo, una bandeja de sequillos para comer a palo seco y una partida de truque o dominó con los ganadores del Ecuador festero. Cualquier pista será bien recibida. Para más información os podéis dirigir a Pepe Pastillo, Pepe Hernández, José Francisco Hernández Amorós o a Pepepasti por cierto hay quien cree (lo dice Pepe Cabanes) que Pepe tiene encerrado al Orejón en su casa, vamos estaría bonica la cosa después de la lata que ha dado. Dicen las malas lenguas que cuando anochece lo saca a pasear por el Patio de La Tercia allá en el Rabal, patria chica del Orejón, por aquello de la melancolía, y que de vez en cuando lo camufla en los belenes entre la paja, los pastores, las ovejas o los Reyes Magos. Y testimonios hay de sobra que lo confirman: ¿Pepe donde has puesto este año al Orejón? Hay quien también asegura haber visto a nuestro querido autómata el día de Nochevieja rascando una botella de anís en la Plaza de Santiago. Pero si no logras encontrarlo no pasa nada recita este poema que te sirve de consuelo y pide, reclama al ayuntamiento lo que en justicia nos corresponde y es nuestro. Donde estaba el orejón, quien dio cuerda a su memoria, quien recordara su historia, el reloj del corazón. Dale que dale que dale / dale que dale Villena/ la torre del orejón/ dentro de la plaza vieja. Muchas gracias.
VIDEO PRESENTACIÓN. Realizado por... LAS RUNAS DE HEFESTO
Van diciendo los de Yecla
que somos los Orejones,
qué dirían de nosotros
si nos vieran los _ _ _ _ _ _ _.
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