El joven escritor villenense, Carlos Gómez, ha vuelto a proclamarse ganador del Concurso de Relatos de la Ciudad de Elche con su relato "Carta al corazón...". Fue el año pasado, en la tercera edición del concurso, cuando Carlos ganó gracias a su relato "Me hace latir...", en el que se adentraba en los pensamientos de un padre, que vivía con su hijo, la experiencia de una final de fútbol. El buen trato que hizo con las palabras, dándole cierto grado emotivo, fue lo que realmente conmovió a los lectores.
El tema a tratar en los escritos, es el ámbito futbolístico, dónde Carlos ha demostrado, una vez más, el gran poderío que tiene a la hora de transmitir sentimientos a los lectores. Esta vez, en su argumento, un escritor de 74 años, se ve afectado por la enfermedad del cáncer desde hace tres meses, y esto le impulsa a escribir una última carta dedicada a su familia, a sus amigos y a su equipo. En ella reflejará los que para él son sus principales razones de vida y agradecerá todo lo que han hecho por él.
El tema a tratar en los escritos, es el ámbito futbolístico, dónde Carlos ha demostrado, una vez más, el gran poderío que tiene a la hora de transmitir sentimientos a los lectores. Esta vez, en su argumento, un escritor de 74 años, se ve afectado por la enfermedad del cáncer desde hace tres meses, y esto le impulsa a escribir una última carta dedicada a su familia, a sus amigos y a su equipo. En ella reflejará los que para él son sus principales razones de vida y agradecerá todo lo que han hecho por él.
Carlos está estudiando segundo de bachiller, lo que compagina con la escritura de una novela juvenil que está a punto de terminar. Además, está preparando nuevos proyectos literarios a través de las redes sociales. Innovadores y entretenidos.
Podéis seguirlo aquí: http://www.twitter.com/@CarlosG_10
o bien en la página web de su novela: http://www.elcampodelasmonjas.moonfruit.com
“Carta al corazón…” Carlos Gómez.
– “Tengo 75 años, y llevo dedicándome al mundo de la escritura casi toda mi vida, desde los ocho años, que yo recuerde; pero desgraciadamente, mi estado de salud ya no está para tirar cohetes, ahora bien, las pocas fuerzas que me quedan, las utilizaré para escribir mi última carta.”
Querida familia, amigos, y equipo:
Gracias.
Algunos de vosotros, ya sabéis a que se debe esta carta; otros sin embargo, os preguntaréis por qué la escribo. Pues tiene una razón muy simple:
Desafortunadamente, desde hace tres meses, la vida me ha obligado a unirme a esas personas tan grandes y tan fuertes que luchan día tras día contra el cáncer. Me ha obligado, como no, a sentirme más fuerte, a vivir mi vida al máximo, pero siempre dentro de mis posibilidades, y ha hecho que me dé cuenta de todas las cosas que soy capaz de hacer y de conseguir a parte de luchar contra una enfermedad. Era un 2 de Marzo, cuando después de tanta prueba durante largos meses, me dieron los resultados: “Tenemos un problemilla, don Alberto” – dijo el médico quitándole importancia. – “Esos pequeños dolores que usted notaba cuando respiraba, son motivados por un pequeño cáncer en el pulmón…”. Recuerdo aquellas palabras como si las escuchara ahora mismo, letra por letra. Me quedé frío, paralizado, como si de una estatua se tratase. Entonces, las lágrimas, lentas y suaves, precipitaron desde mis párpados, hasta desembocar en mi barbilla. Mis palabras se congelaron, no supe que decir, no me lo podía creer, pero me tocó a mí…
Fue a raíz de aquel día, cuando empecé a valorar todo lo que tenía y todo lo que había tenido. A valorar realmente a las personas que me rodearon antes de aquella mala noticia y a las personas que me rodeaban en aquel momento, porque sé, que sin ellas, mi vida no hubiera sido lo mismo. Yo no sería lo que soy, y ni mucho menos, hubiera conseguido lo que hasta ahora he conseguido.
Empezaré primero por mi familia, a la que únicamente tengo que darle mil gracias. Gracias por todo lo que habéis hecho por mí, por regalarme todos esos momentos junto a vosotros y demostrarme que estaréis siempre a mi lado, pase lo que pase. En cada familia, de vez en cuando se tienen esos “rifirrafes” con algún pariente que siempre hace que te distancies de la familia, pero en mi caso, siempre hemos sido una familia unida, nos hemos apoyado los unos a los otros cuando ha hecho falta, y ahora, desgraciadamente soy yo el que necesita ese apoyo. Necesito que la gente que rodea, me abrace y me de todo su cariño. Que hagan lo que sea, para que yo me olvide de esto. Y sé que pueden…
En cuanto a mis amigos…¿Qué decir de ellos si siempre están intentando ayudarme en cualquier cosa?. Todo lo que hacen, lo hacen por mi bien, se les nota. Sacan su lado más benévolo, y siempre son ellos los que proyectan sonrisas en mi cara, los que me trasmiten felicidad, y como no, son ellos quienes me han aconsejado a lo largo de mi vida, sobre las cosas que debo o no debo hacer. Típicos consejos de amigos, valiosos más que ningunos.
Aun recuerdo, con 16 años, cuando les dije que iba a publicar mi primer libro. Se echaron a reír creyendo que era mentira, pero tras publicarlo, a las pocas semanas, cuando la gente empezó a comentar por las calles del pueblo lo interesante y cautivador que era el argumento de mi novela, mis amigos comenzaron a leerla, aunque tocar un libro… para ellos, era mucho esfuerzo y no tenían tiempo, me decían. Fue así como ellos y la gente del pueblo, pudieron asomarse a la más oscura profundidad de mis pensamientos, unidos a una historia realmente encantadora que narraba la vida de un vagabundo al que no le faltaba la autoestima, ni las ganas de vivir la vida al máximo. Lo que algunos llaman un loco vividor, pero a su manera. Disfrutando de lo poco que tenía, dejando a un lado lo que la gente pensara de él. Era una brillante historia, la verdad. Por eso, llegado este momento que nos ha pillado a todos por sorpresa, puedo estar orgulloso de haber seducido a los sentimientos de la gente que me rodea con aquella maravillosa historia.
Y por último, y no por eso menos importante, quiero agradecerle a mi equipo, el Elche Club de Fútbol, todo lo que me ha regalado en mi vida. Ha hecho, sin que yo le dé nada más que mi aliento en cada partido, que haya surgido en mí interior, un sentimiento puro, un grandioso sentimiento que solo puede ser alcanzado por las personas que lo da todo por un equipo.
Me ha brindado las mayores alegrías de mi vida. Aquel 1959, cuando yo tenía 21 años, el primer ascenso a primera división, fue espectacular. Ganó 3-0 contra el Tenerife y fue un partidazo. No se me olvidará nunca, no he visto un Elche como el de aquellos años. Un equipo que había llegado a primera por la puerta grande, dominando con autoridad la liga, quedando campeón de segunda y sentando las bases de un equipo que durante más de una década iba a asombrar al fútbol español. Te quiero Elche C.F.… Me emociono nada más de pensarlo…
Fue a raíz de ahí cuando mi equipo, y lo vuelvo a decir: el Elche C.F. alcanzó el mayor objetivo nunca alcanzado: liderar la tabla de primera división llegando a quedarse en quinta posición, pero no solo eso, años más tarde, en 1969, se proclamó subcampeón de la Copa del Generalísimo, llamada hoy Copa del Rey ante el Athletic de Bilbao, que marcó en los últimos minutos del encuentro el 1-0. Que recuerdos…
Pero bueno… ahora tengo que ser fuerte, ya que lo único que hacen estos recuerdos, es darme fuerzas para seguir adelante con la lucha a la que me ha tocado enfrentarme. Y lo que tengo que hacer, es pensar que la superaré. La superaré por todo lo que he escrito anteriormente: por mi familia, mis amigos, y mi equipo, a las que le debo todo mi corazón… porque por ellos, mi vida ha tenido sentido, y sé que estarán conmigo, vaya a dónde vaya. Lo sé. Sé que estarán conmigo aquí, en mi corazón…
– “Lucharé, lucharé contra esta enfermedad con mi único escudo, un escudo que ha ido fortaleciéndose y llenándose de esperanza gracias a vosotros, los que me rodeáis… Ese escudo, es mi corazón…Gracias”
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