LA JUNTA CENTRAL DE FIESTAS
DE MOROS Y CRISTIANOS DE VILLENA
La Fiesta de Moros y Cristianos villenense es cada vez más compleja. Catorce Comparsas y una inacabable cifra de festeros actuantes constituyen solamente parte de las circunstancias que traen aparejada esta complejidad. A ellas se unen cinco días de fiesta densos, llenos de actos; y, por otra parte, la serie de intervenciones que, por una u otra causa, realizan las agrupaciones festeras a lo largo del año. Factores que, con otros más menudos, justifican la necesidad de contar con un organismo capaz que trabaje, sin solución de continuidad, en la labor de atender a los múltiples aspectos que conciernen a la Fiesta y a las asociaciones que agrupan a los festeros villenenses.Durante la pasada década, ya fue acuciante la falta de este organismo, y a fines de 1969, fue creado por el Ayuntamiento local. Desde entonces, la Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos villenense viene trabajando, ininterrumpidamente, en estrecha colaboración con el Ayuntamiento. El fruto de esta labor es evidente: La Fiesta ha ganado en organización y se han creado actos que, como el Desfile Infantil, han sido motivo de alabanza general. A través de un estatuto creado por la Junta, se han reglamentado muchos aspectos de la Fiesta, se han determinado los elementos participantes y se ha contenido, en algunos casos, lo que podía haber sido una explosión de factores festeros cuya proliferación hubiera podido llegar a causar perjuicios a nuestra más querida conmemoración anual, la puesta en marcha de un acto especial para la proclamación de Regidora Infantil, la modificación del que atañe a la Regidora Mayor, la realización de películas de cada año festero, son otros tantos logros, que, aún sin agotar la relación, hablan bien a las claras del éxito de la Junta Central después de cinco años de labor, presente también en la fecunda colaboración que existe hoy entre todas las Comparsas villenenses.
No obstante todo ello, la Junta Central villenense ha hecho algo más. Algo que consideramos tan importante como para justificar la existencia de la Junta con este solo punto si los relacionados más arriba no fueran más que suficientes. De la Junta Central salió la idea de celebrar un Congreso Nacional. Ella puso la primera piedra para su iniciación y parte de sus hombres fueron pieza decisiva en la tarea que se realizaría después. Bien verdad es, sin embargo, que recogió gallardamente la antorcha el M. I. Ayuntamiento de la Ciudad, único organismo villenense que podía llevarlo a cabo, y que, entre los hombres que llevaron a buen puerto la nave del Congreso se contaron, asimismo, además de los villenenses designados por la Corporación municipal y la Junta, otros festeros de fuera de la Ciudad cuya colaboración nunca será bastante agradecida. Ocioso es decir como demostración de la eficacia de tan valioso equipo, que el Congreso constituyó un éxito que ni los más optimistas esperaban de él.
Referirse a la Junta Central es citar a un organismo cuya homogeneidad no es óbice para que desmenucemos su composición, con el fin de darla a conocer a aquéllos que no están enterados de ella. El núcleo central festero villenense está compuesto por un representante de cada una de las Comparsas que participan en el festejo. Existe, además, un concejal que representa directamente al Ayuntamiento local y vela por el correcto funcionamiento de unas actividades que, por ser patrimonio de todos los villenenses y no solamente de los festeros participantes, y por constituir la más importante y querida de las tradiciones locales, merece ser fielmente guardada y vigilado su desarrollo. Todos ellos eligen un presidente cuya función concluye a los dos años de su mandato. Forman parte de la Junta también una asesora feme¬nina, el delegado de la Asociación de la Virgen de las Virtudes, un asesor artístico, tres representantes de la población, en calidad de adjuntos a la presidencia y un cronista.
Nos haría falta mucho más espacio del que puede utilizarse prudentemente en una revista de estas características, para detallar las funciones de la Junta y los aspectos con la Fiesta relacionados que comprende su Reglamento, de los cuales cuida nuestro organismo festero. La Junta Central vela por un sinnúmero de factores diversos que se refieren a la Fiesta y a los distintos aspectos en que ésta se desdobla, organiza todos los actos y actividades y procura la dignificación y enaltecimiento de nuestra más querida conmemoración.
Y todavía hay más, siquiera sea con categoría de proyecto: La Junta Central de Fiestas villenense se dispone a iniciar una nueva empresa, no fácil ni rápida, y para la cual es necesaria la colaboración de todos, sin ninguna excepción. Nos referimos a la erección de la Casa del Festero, un local que permita desarrollar las actividades de la Junta, que constituya el punto de reunión natural de las Comparsas, que pueda ser, a la vez, Museo festero, depositario de las reliquias de la Fiesta y centro de todo el múltiple y activo entramado de cuanto a ella se refiere.
La Asamblea Local del Movimiento, celebrada hace unos meses en nuestra Ciudad, ha previsto lúcidamente, entre otras muchas necesidades locales, este concreto aspecto de la futura Casa del Festero. La II ponencia, que concierne al Plan urbanístico villenense, dice textualmente en su punto 2 1.°: «Construcción en la Plaza de Santiago de Villena de la «Casa del Festero», suficiente para albergar en ella a la Junta Central de Fiestas de Moros y Cristianos, representación genuina de las Comparsas de Moros y Cristianos de nuestro Pueblo».
La empresa, como hemos dicho, no puede ser fácil ni rápida, y va a exigir la labor de todos y cada uno de los festeros villenenses. Y precisamente es esta circunstancia la que lleva a la Junta Central a mirar con optimismo la solución del problema: la seguridad de contar con esta legión de hombres que por las virtudes que poseen, pueden llevar a buen fin el más ambicioso proyecto de los hombres que, por diversas razones o directas responsabilidades, intervienen y deciden en la Fiesta.
CRONISTA
Extraído de la Revista Villena de 1975
Extraído de la Revista Villena de 1975
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