HACIA LAS BODAS DE ORO
Cuando inicio el escribir este artículo, las blancas cuartillas me inspiran un solo tema, al pensar que su lectura será sobre los días de las Fiestas. Ese tema es el decir a todos los villenenses que, cuando las de este año transcurran, felices para todos y unas más en la ascendente escala de esplendor que les vemos ganar cada año, entraremos en el período preparatorio de las de 1973, que han de ser transcendentales y extraordinarias, porque en ellas conmemorará Villena las BODAS DE ORO de la Coronación Canónica de nuestra Virgen de las Virtudes. Hito trascendental que debe conmemorarse y celebrarse de manera extraordinaria por todo lo que sea y signifique en estas suntuosas y espléndidas Fiestas que en su honor anima la fe y la devoción que le dedicamos.
Todavía muchos vivimos con un recuerdo de infancia de un día de sol ardiente, de una multitud deslumbrante y una ceremonia de intensa emoción que luego es cada año, el día 6, recordada para destacar, el día aniversario de la Coronación, una especial visita a Ella en renovado homenaje de aquel acontecimiento.
Veinticinco años después vivimos en plenitud la conmemoración de las Bodas de Plata, por tantos conceptos y circunstancias brillante y consoladora al lograr la cima de la restitución. Con tal bagaje de sentimientos llegaremos muchos a estas Bodas de Oro, llenos de intensos recuerdos, como los que se agolpan a la pluma que escribe veloz sobre las cuartillas llevándonos a otro principio, Día de la Esclavitud a la Virgen, de 1947, en que se lanzó la hojita «Villenenses.. », escrita sobre la marcha por esta misma pluma, anunciando que comenzaba el año de las Bodas de Plata; el llamamiento «A todos los villenenses», primera página del Boletín núm. 1, también hecho por esta misma pluma que hoy tiene el privilegio de dirigirse de nuevo a todos los villenenses desde este «el más honroso cargo» —como en hermosa frase lo definió el Alcalde de entonces, don José Rocher— y desde el que gozoso, aunque inmerecidamente, escribo para anunciar otra vez similar motivo, todavía más alto por más añoso, sobre todo para los que nuestra vida alcanza a cubrir la etapa entera de la aúlica conmemoración.
Y os digo otra vez, Villenenses: «Seremos campana que constantemente tenga despierta vuestra atención a la conmemoración que nos llega». Hemos tomado este quehacer con la ilusión de repetir unos afanes que, sobre el duro debatir de la vida y sus problemas nos mueva, como ocurrió entonces, a estar «más cerca de Ella, más hablando de Ella, más constantemente alrededor de Ella».
Vayamos a las BODAS DE ORO de 1973 con la entera alegría de las nuevas generaciones que son todo esperanza, abridoras de límpidos caminos nuevos, sin dejar de escuchar en el nuestro queridas resonancias de pasos inolvidables que se fueron, cuyos contornos humanos, por los ojos de nuestra fe, los veremos alentándonos desde ese Cielo de claridad que circunda la silueta de la Virgen que tanto amaron. Destacamos los nombres de aquel ilustre villenense, Rdo. don Gaspar Archent, artífice de la Coronación, y aquel inmenso festero, Joaquín Pérez-Marsá Maestre, en las Bodas de Plata artífice de la Restitución.
En ellos simbolizamos nuestro estandarte hacia las BODAS DE ORO. Nos sentimos acompañados por este pueblo devoto de su Virgen; por los miembros de la Junta y de la Asociación; por la Comisión de entonces que se apresta a renovar con brío aquellos ilusionados quehaceres y así, comenzaremos confiadamente con Villena entera abierta al afán de una conmemoración enfervorizada, para la que toda colaboración será buena, desde el primero al último de sus hijos; desde la primera a la última de sus calles, para que esa efemérides Patronal que nos llega podamos celebrarla con una Villena, por su esfuerzo laborioso andante en un caminar admirable, hecha piña en esta causa, y animada por su pujante acción, sabedora que del Manto de las Virtudes también se derrama eso que ahora se llama productividad, como de ahora y de antes, sabrá también abrir el arca de sus sentires para ofrecer al día de una conmemoración transcendente, el íntima tesoro del sentimiento que sus mayores depositaron en su corazón con el más puro de los fervores.
Pedro Hernández Hurtado - Presidente de la Junta de la Virgen
Extraído de la Revista Villena de 1972
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