VISITA GUIADA AL CASTILLO
MARTES A VIERNES DE 10.30 A 13.30 HORAS
SABADOS Y DOMINGOS DE 11 A 14 HORAS
VISITAS CADA HORA
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El Castillo de la Atalaya es el monumento más emblemático de Villena. Desde una privilegiada situación en la cumbre de un altozano, es celoso vigía de los avatares de la vida cotidiana desde hace más de nueve siglos. A su alrededor se desarrolló el embrión de la ciudad que hoy constituye el casco antiguo.
Testigo de enfrentamientos entre reinos y de luchas intestinas, refugio de desheredados necesitados de cobijo, o fortín decisivo en las contiendas por las reivindicaciones territoriales, el castillo desempeñó un papel protagonista como plaza fuerte en el conflicto valenciano de los "Agermanats", en la Guerra de Sucesión entre Borbones y Austrias y en la Guerra de la Independencia contra Francia.
Su monumentalidad y su magnífico estado de conservación lo han convertido en símbolo y enseña de la ciudad, ya que su imponente estampa es visible desde cualquiera de los accesos a la localidad. Aunque no se puede datar con exactitud la fecha de su construcción, la edificación del Castillo de la Atalaya se debe a los musulmanes, alrededor del siglo XII. Fue propiedad de los árabes hasta que éstos, tras los numerosos intentos cristianos por adueñarse de su titularidad, capitularon en 1240 ante Jaime I de Aragón, entregando la fortaleza a cambio de ciertas prerrogativas. Su aspecto actual es el resultado de las intervenciones arquitectónicas acaecidas a lo largo de los años, entre las que constan importantes reparaciones realizadas en el siglo XVI.
Su estructura consta de doble muralla flanqueada por cubos. El interior de la fortaleza desempeñaba la función de patio de armas en su parte central. La inexpugnabilidad del castillo se vio reforzada con la construcción posterior de torres circulares, dos de las cuales protegían la entrada principal.
Testigo de enfrentamientos entre reinos y de luchas intestinas, refugio de desheredados necesitados de cobijo, o fortín decisivo en las contiendas por las reivindicaciones territoriales, el castillo desempeñó un papel protagonista como plaza fuerte en el conflicto valenciano de los "Agermanats", en la Guerra de Sucesión entre Borbones y Austrias y en la Guerra de la Independencia contra Francia.
Su monumentalidad y su magnífico estado de conservación lo han convertido en símbolo y enseña de la ciudad, ya que su imponente estampa es visible desde cualquiera de los accesos a la localidad. Aunque no se puede datar con exactitud la fecha de su construcción, la edificación del Castillo de la Atalaya se debe a los musulmanes, alrededor del siglo XII. Fue propiedad de los árabes hasta que éstos, tras los numerosos intentos cristianos por adueñarse de su titularidad, capitularon en 1240 ante Jaime I de Aragón, entregando la fortaleza a cambio de ciertas prerrogativas. Su aspecto actual es el resultado de las intervenciones arquitectónicas acaecidas a lo largo de los años, entre las que constan importantes reparaciones realizadas en el siglo XVI.
Su estructura consta de doble muralla flanqueada por cubos. El interior de la fortaleza desempeñaba la función de patio de armas en su parte central. La inexpugnabilidad del castillo se vio reforzada con la construcción posterior de torres circulares, dos de las cuales protegían la entrada principal.
La torre del homenaje, levantada con muros de más de 3 metros de espesor y con una altura de 25metros, es de planta cuadrada. Consta de cuatro cuerpos: los dos primeros de tapial almohade, y los dos superiores de sillería erigidos, estos últimos, a mediados del siglo XV por don Juan Pacheco, segundo Marqués de Villena cuya heráldica está esculpida en los paramentos exteriores. Las cubiertas de las dos primeras estancias están formadas por bóvedas almohades de arcos entrecruzados, de importancia excepcional por ser, como las del vecino Castillo de Biar, únicas de esta clase en el arte militar de España. Estas bóvedas fueron particularmente destruidas durante la Guerra de la Independencia, pero en la actualidad se hallan restauradas. En el coronamiento resaltan unas pequeñas torres voladas de estilo luso-castellano.
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